“Hace mucho tiempo emergieron del Caos nueve versos o voces.
Alrededor de ellos se arremolinó la materia y comenzó el universo. Cada uno de
ellos se hizo consciente de sí mismo y de sus semejantes. El primero de los
nueve fue el creador de toda la materia por lo que se le llama padre. El
segundo no creo nada, se limitó a existir en el vacío, pero al ser de
naturaleza opuesta le fue conocido en lo sucesivo como Caos. Los otros 7
versos, en armónica resonancia con los dos primeros compusieron la sinfonía
conocida como cosmos.”
Este relato comienza en una escuela cualquiera cerca del
campo. Alejandro era un niño de 11 años que estudiaba ahí. Ese día era como
cualquier otro, las mismas clases, las mismas personas. Sonó la campana del
recreo. Alejandro cerró su libreta para ir a jugar con la pelota. Pero antes
fue a saludar a Carolina, su gran amor. Alejandro era muy hábil con la pelota; a la mitad de su
jugada un ruido estrepitoso los interrumpió. Un meteorito gigante surcó el
cielo y cayó a varios kilómetros de ahí.
El meteorito fue el primero golpe de un ataque a gran escala
sobre la tierra. Las tropas del planeta salieron de los lugares más
inesperados. En palabras de Alejandro: “Surgieron de todas partes, es como si
hubiera un mundo conectado al nuestro del que nadie sabía (…)”. Los guerreros eran
como los describían las leyendas; seres alados de gran belleza y reluctantes
armaduras. Pero la guerra es un asunto serio, las ciudades fueron destruidas,
una gran parte de la humanidad fue masacrada, otra esclavizada y los menos
formaban parte de una precoz resistencia.
Alejandro se convirtió en el líder de la resistencia. No por
su agudeza intelectual ni por sus dotes naturales de liderazgo sino por su
capacidad para usar magia. Alejandro comenzó a usarla unos días después del
primer impacto: “Era a penas un niño pero las imágenes en la televisión eran
muy impactantes. Las armas de fuego eran inútiles, incluso se intentó atacar
con arsenal nuclear sin resultado. En esos momentos de desesperanza un hombre
valiente se decidió enfrentar al invasor, armado sólo de su valor. Ese valor
convirtió sus puños en fuego y empezó el contra ataque. Otros hombres le
siguieron y descubrieron esa misma magia. Pero el ejército contra el que
peleaban era mucho mayor y murieron rápido. Ese día aprendí que yo también
tenía esa magia pero tenía que descubrirla”.
La humanidad le debe
mucho a Alejandro. No sólo creo el primer sistema de combate efectivo
contra los invasores sino también creo la primera ciudad libre en el mundo. La
historia de sus hazañas es suficiente para escribir varios libros pero sólo nos
interesa la última página que escribió:
“Logré recuperar el
mundo de las garras de los invasores. Nos tomó cerca de 50 años rearmarnos,
agruparnos y contratacar. Mío es el honor de haber librado la última batalla.
La paz ha sido nuestro tesoro más grande en los últimos 25 años. Ya estoy viejo
pero espero mi vida sea ejemplo a las generaciones venideras.
Desafortunadamente creo que se acerca una nueva guerra. He
recibido reportes en el sur acerca de recientes ataques de un nuevo enemigo. Estoy
viejo y cansado pero en mis venas corre magia muy poderosa. Espero que no sea
nada. De lo contrario espero morir de pie en el campo de batalla”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario